Los actores que ya estuvieron comprometidos y 3 días antes de la boda decidieron romper su relación, podrían estar pasando por la misma situación dos décadas más tarde.
Pese a que esta vez están casados, Jennifer y Ben estarían pasando por una crisis matrimonial tan grande, que su única solución sería el divorcio.
Las alarmas han saltado después de que Jennifer acudiese a la Met Gala como anfitriona sin su marido. Además en los Grammy, tuvieron un desencuentro que fue grabado por los asistentes y con esta, ya son 7 semanas en las que el matrimonio, que alardeaba constantemente de su amor, no se ha dejado ver.
Los rumores se han agravado cuando una persona cercana a la pareja ha hablado con la revista “In Touch Weekly” y ha asegurado: “’Ben ya se ha mudado y probablemente tendrán que vender la casa de sus sueños. Nunca dejarán de amarse, pero ella no puede controlarlo y él no puede cambiarla. No hay forma de que hubiera durado»
La pareja estaría intentando arreglar esta crisis con terapia de pareja pero el actor no quiere abrirse y contar sus intimidades a un profesional.
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