LA FAMILIA DE LA TELE: ¿REINVENCIÓN O DESPEDIDA SILENCIOSA?

La tele está que arde y no precisamente por las audiencias. La familia de la tele, ese programa de tardes que prometía ser el heredero espiritual de Sálvame, parece estar viviendo una transformación tan radical que ya no queda claro si intenta renovarse… o simplemente apagar la luz sin hacer ruido.

UN INICIO CON HYPE Y CARAS CONOCIDAS

El proyecto arrancó con fuerza, apostando por nombres potentes: Belén Esteban, Kiko Matamoros, Lydia Lozano, Rosa Villacastín… Una mezcla de nostalgia y actualidad que parecía una apuesta segura. Pero el hype duró poco: las cifras no acompañaban y el formato no terminaba de cuajar.

ADIÓS, A LOS COLABORADORES, HOLA VÍDEOS INFINITOS

Con el paso de las semanas, el programa ha cambiado más veces de estructura que de escaleta. Se eliminó el segundo tramo, se redujo la mesa a solo tres presentadores, Inés Hernand, María Patiño y Aitor Albizua, y ahora el peso lo llevan los vídeos. ¿Y los colaboradores? Fuera del mapa.

El programa se ha vuelto más frío, más contenido enlatado, menos “familia” y más archivo. La espontaneidad que se respiraba al principio ha sido sustituida por una fórmula que recuerda más a un refrito de secciones que a un directo vibrante.

LA AUDIENCIA HABLA (Y NO MUY BIEN)

En redes, el sentimiento es claro: confusión. Los cambios no han sido bien recibidos y hay quien ya da por perdido el proyecto. Lo que comenzó como una promesa de entretenimiento fresco, se ha transformado en un espacio que no termina de encontrar su voz ni su ritmo.

¿REINVENCIÓN O DESPEDIDA?

Por ahora, La familia de la tele sigue en emisión. Pero la sensación es que estamos ante una última llamada. Si no conecta pronto, podría convertirse en uno más de esos intentos fallidos por recuperar la magia de las tardes televisivas.