Este jueves, “Gran Hermano” se viste de gala para el arranque de su vigésima edición. Y no es para menos: el concurso cambia de casa, cambia de diseño… y cambia de época. La nueva sede, ubicada en Tres Cantos (Madrid), abandona los 25 años en Guadalix de la Sierra para ofrecer un escenario más espectacular, moderno y conectado que nunca.
LA CASA MÁS GRANDE Y TECNOLÓGICA HASTA LA FECHA
Los datos hablan por sí solos: más de 1 700 metros cuadrados, entre zonas de convivencia, pruebas y un impresionante control técnico. La casa cuenta con un jardín interior, grandes ventanales, techos altos, un salón-invernadero y un confesionario integrado en la sala principal. Además, dispone de más de 85 cámaras, algunas robotizadas, y un sistema de realización con pantallas táctiles e inteligencia artificial que promete acercar la edición al minuto.

PRODUCCIÓN DE PRIMER NIVEL Y UN CASTING RENOVADO
La productora ha trasladado sus oficinas al mismo complejo: el lugar no solo acoge a los concursantes, también es el centro neurálgico del formato. Esta edición quiere captar mayor cercanía, ofrecer nuevos rincones para la convivencia y tramas frescas. Los participantes tienen de 20 a 50 años, y el premio final asciende a 300 000 euros.
¿QUÉ NOS ESPERA?
Con el escenario listo y con la promesa de “más espectáculo”, esta edición de Gran Hermano se presenta como un nuevo ciclo: mayor espacio, mayor tecnología, mayor intensidad. Los concursantes entrarán en un hogar que tira de lujo, pero también de presión. Porque convivir ahí va a dar para muchas miradas, alianzas y… traiciones, claro.
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